quarta-feira, 14 de outubro de 2020

Afortunado


Foto colagem de Alexandre Bonafim

Afortunado o homem que desperta

junto a um trintão com barba de ouro

ao que se admira

pela doçura de seus dons,

e por sua integridade e pelo gesto

sereno com que afronta o pequeno e o grande.


Afortunado o homem que chama companheiro

ao que compartilha tudo com ele, em um golpe

de amor que repercute em toda sua existência.

Outros no futuro se amarão como eles.


Afortunado o que pode afirmar que confia.

O que habita junto a um valente.

O que está protegido pela força próxima

e recebe de pronto um olhar seu.

Ainda que sejam vulneráveis, já são invulneráveis.


Afortunado o homem que caminha junto a um jovem risonho.

***


Afortunado el hombre que despierta

junto a un treintañero con la barba de oro

al que admira

por la dulzura de sus dones,

y por su integridad y por el gesto

sereno con que afronta lo pequeño y lo grande.

  

Afortunado el hombre que llama compañero

al que comparte todo con él, en un golpe

de amor que repercute en toda su existencia.

Otros en el futuro se amarán como ellos.

  

Afortunado el que puede afirmar que confía.

El que habita junto a un valiente.

El que está protegido por su fuerza cercana

y recibe de pronto una mirada suya.

Aunque son vulnerables, ya son invulnerables.

 

Afortunado el hombre que camina junto a un joven risueño.

 ***

Juan Antonio Gonzalez Inglesias

Do livro Confiado, editora Visor Libros

Tradução de Alexandre Bonafim



sábado, 10 de outubro de 2020

ODE - Luis Cernuda

 

kris knight


 



A tristeza sucumbe, nuvem impura,

Distanciando seu voo sombrio

Resplendor indolente, languidesce,

Perdendo-se ao longe, leve, escura.

O furor implacável do estio

Toda a vida esplêndida estremece

E profunda a oferece

Com suas felizes horas,

Seus sóis, suas auroras,

Delirante, azulado torvelinho.

Desde a luz, o mais puro caminho,

Com o fulgor que pisa competindo

Vivo, belo e divino,

Um jovem deus avança sorrindo.



A que céu natal alheio, ausente

Nega-lhe essa imortal presença esquiva

Esse contorno tibiamente pleno?

De mármore animado, quer e sente,

Imóvel, mas trêmulo, aviva-se

Ao sopro de um purpúreo desejar pleno.

O desenho sereno

Da nudez tão pura,

Em um reflexo duro,

E levantando o vulto prodigioso

Do sonho remoto onde jaz,

Destino poderoso,

À força suprema firme nasce.



Mas é um deus? O amanhã parece

Romper de sua atitude a pura calma

Com um gesto de muda melodia,

Que logo, suspenso, não perece;

Silencioso, mas vivido, com alma,

Mantém sucessiva sua harmonia.

O deus que transluzia

Agora esquecido jaz;

Eco seu, renasce

O homem que nenhuma nuvem zela

A formosura diáfana não vela

Já a atração humana ante o sentido;

E sua forma revela

Um mundo eternamente pressentido.



Que prodigiosa forma palpitante

Corpo perfeito no vigor primeiro,

Em sua plena beleza tão humano.

Alçado seu contorno triunfante,

Sólido, sim, mas ágil e ligeiro,

Abre a vida imensa ante sua mão

Todo o horror em vão

A essa firmeza inteira

Com suas sombras quisera

Derrubar de tão fúlgida harmonia.

Mas, aço obstinado, só fia

Em si mesmo esse orgulho tão altivo;

Claramente se guia

Com potência admirável, livre e vivo.



Quando a força bela, a destreza

Desdobra na amorosa empresa ingrata

O corpo; quando trêmulo suspira;

Quando no sangue, oculta fortaleza

O amor possesso se desata,

O lábio com afã ávido aspira

A graça que respira

Uma forma indolente;

Sob seu braço sente

Outro corpo de lânguida brancura

Distendido, oferecendo sua ternura,

Como cisne mortal entre o sombrio

Verdor da espessura

Que ama, canta e sucumbe em desvario.



Mas os tristes cuidados amorosos

Que obstinadamente a paixão reclama

De quem sua vida em outras mãos deixa,

O terno lamentar, os exasperados

Tédios escondidos daquele que ama

E tantas lentas lágrimas de queixa,

O azar firme distancia

Deste corpo sereno;

A seu rigor tão pleno

A liberdade convém somente,

Não o cuidado veemente

Das terríveis e fugazes glórias

Que o amor mais ardente

Encontra enfim depois de suas débeis vitórias.



Assim em seu lábio enamorado nasce

Sorriso luminoso, dilatando

Pelo viril semblante a alegria

Em bela destreza

Que pelos tensos músculos remove.

E a margem próxima, a água leve,

A forma atrás de sua estranha imagem salta,

Relâmpago de neve

Sob a luz difusa tão alta.



Sorridente, adormecida sob o céu,

Sorria a água e transcorria lenta,

Idêntica a si mesma e fugitiva.

Mas em tumulto alçando-se, em revoo

Da rota espuma, ao nadador ostenta

Leve em sua fuga

E a forma se aviva

Com reflexos de prata;

Ata o rio e desata,

Em transparente laço mal seguro,

Aquele rumo veloz entre seu escuro

Anseio já transposto em diamante.

A luz, esplendor puro,

Cálida envolve ao corpo como amante.



Um frescor sossegado se levanta

Rumo às folhas do verde rio

E em invisível voo se dilui.

A sombra misteriosa já suplanta,

Entre o pequeno bosque ávido e sombrio,

À luz tão diáfana que foge

E a corrente flui

Com seu rumor sereno

Do trinar que algum pássaro desvela.

O belo corpo em pé, desnudo zela,

Sob o ramo espesso, entretecido

Com difícil tela,

Sua ofuscante neve estremecida.

Oh novo deus. Com deslumbrante brio

Ao crepúsculo volta vagaroso

Sua preguiçosa graça sedutora.

Todo o fúlgido encanto do estio

O fatigado bosque rumoroso

Em repouso vazio o evapora.

Vã e feliz, a hora

Ao sabor indolente

Se abandona; não sente

Sua silenciosa e lânguida beleza.

Pela cintilante trama escura

Foge o corpo feliz quase em um voo,

Deixando a espessura

Pela delícia púrpura do céu.






Oda



La tristeza sucumbe, nube impura,

alejando su vuelo con sombrío

resplandor indolente, languidece,

perdiéndose a lo lejos, leve, oscura.

El furor implacable del estío

toda la vida espléndida estremece

y profunda la ofrece

con sus felices horas,

sus soles, sus auroras,

delirante, azulado torbellino.

Desde la luz, el más puro camino,

con el fulgor que pisa compitiendo,

vivo, bello y divino,

un joven dios avanza sonriendo.



¿A qué cielo natal ajeno, ausente

le niega esa inmortal presencia esquiva,

ese contorno tibiamente pleno?

De mármol animado, quiere y siente;

inmóvil, pero trémulo, se aviva

al soplo de un purpúreo anhelar lleno.

El dibujo sereno

del desnudo tan puro,

en un reflejo duro,

con sombra y luz acusa su reposo.

Y levantando el bulto prodigioso

desde el sueño remoto donde yace,

destino poderoso,

a la fuerza suprema firme nace.



Pero ¿es un dios? El ademán parece

romper de su actitud la pura calma

con un gesto de muda melodía,

que luego, suspendido, no perece;

silencioso, mas vivido, con alma,

mantiene sucesiva su armonía.

El dios que traslucía

ahora olvidado yace;

eco suyo, renace

el hombre que ninguna nube cela.

La hermosura diáfana no vela

ya la atracción humana ante el sentido;

y su forma revela

un mundo eternamente presentido.



Qué prodigiosa forma palpitante,

cuerpo perfecto en el vigor primero,

en su plena belleza tan humano.

Alzando su contorno triunfante,

sólido, sí, mas ágil y ligero,

abre la vida inmensa ante su mano.

Todo el horror en vano

a esa firmeza entera

con sus sombras quisiera

derribar de tan fúlgida armonía.

Pero, acero obstinado, sólo fía

en sí mismo ese orgullo tan altivo;

claramente se guía

con potencia admirable, libre y vivo.



Cuando la fuerza bella, la destreza

despliega en la amorosa empresa ingrata

el cuerpo; cuando trémulo suspira;

cuando en la sangre, oculta fortaleza,

el amor desbocado se desata,

el labio con afán ávido aspira

la gracia que respira

una forma indolente;

bajo su brazo siente

otro cuerpo de lánguida blancura

distendido, ofreciendo su ternura,

como cisne mortal entre el sombrío

verdor de la espesura,

que ama, canta y sucumbe en desvarío.



Mas los tristes cuidados amorosos

que tercamente la pasión reclama

de quien su vida en otras manos deja,

el tierno lamentar, los enojosos

hastíos escondidos del que ama

y tantas lentas lágrimas de queja,

el azar firme aleja

de este cuerpo sereno;

a su vigor tan pleno

la libertad conviene solamente,

no el cuidado vehemente

de las terribles y fugaces glorias

que el amor más ardiente

halla en fin tras sus débiles victorias.



Así en su labio enamorada nace

sonrisa luminosa, dilatando

por el viril semblante la alegría.

Y la antigua tristeza ya deshace,

desde el candor primero gravitando,

la amargura secreta que nutría.

El cuerpo ya desvía

la natural crudeza

en hermosa destreza

que por los tensos músculos remueve.

Y a la orilla cercana, al agua leve,

la forma tras su extraña imagen salta,

relámpago de nieve

bajo la luz difusa de tan alta.



Sonriente, dormida bajo el cielo,

soñaba el agua y transcurría lenta,

idéntica a sí misma y fugitiva.

Mas en tumulto alzándose, en revuelo

de rota espuma, al nadador ostenta

ingrávido en su fuga a la deriva.

Y la forma se aviva

con reflejos de plata:

Ata el río y desata,

en transparente lazo mal seguro,

aquel rumbo veloz entre su oscuro

anhelar ya resuelto en diamante.

La luz, esplendor puro,

cálida envuelve al cuerpo como amante.



Un frescor sosegado se levanta

hacia las hojas desde el verde río

y en invisible vuelo se diluye.

La sombra misteriosa ya suplanta,

entre el boscaje ávido y sombrío,

a la luz tan diáfana que huye.

Y la corriente fluye

con su rumor sereno;

todo el cielo está lleno

del trinar que algún pájaro desvela.

El bello cuerpo en pie, desnudo cela,

bajo la rama espesa, entretejida

como difícil tela,

su cegadora nieve estremecida.



Oh nuevo dios. Con deslumbrante brío

al crepúsculo vuelve vagoroso

su perezosa gracia seductora.

Todo el fúlgido encanto del estío

el fatigado bosque rumoroso

en reposo vacío lo evapora.

Vana y feliz, la hora

al sopor indolente

se abandona; no siente

su silenciosa y lánguida hermosura.

Por la centelleante trama oscura

huye el cuerpo feliz casi en un vuelo,

dejando la espesura

por la delicia púrpura del cielo.





kris knight

***
Muitos críticos afirmam, em certos casos com razão, que os poetas iniciantes, às vezes imaturos, esboçam em seus livros de estreia, ou mesmo nos livros seguintes, num certo período inicial de sua obra, uma escritura em construção, uma falta ainda de maestria para ajustar a palavra ao seu eixo fundamental. Eu, como leitor, muitas vezes sou fisgado pela beleza ingênua de uma obra estreante, ou de uma fase dita "imatura" de um autor, e me deparo com textos de uma espontaneidade tão sedutora, de uma pureza tão arrebatadora. Isso aconteceu comigo ao ler Pablo Garcia Baena, Ricardo Molina, Hilda Hilst. Acho a Hilda Hilst de Trajetória poética do ser sublime. Há poetas, inclusive, que escrevem bem no início de suas carreiras e, depois, decaem. Perdem aquele frescor, aquele encantamento inusitado, surpresa da beleza sem máscaras. Em contrapartida, há poetas que já iniciam sua escrita nas alturas, revolucionando todo o cânone literário de uma época. Basta lembrarmos de Rimbaud que, muito jovem, erigiu uma obra assombradoramente revolucionária. 
Um caso peculiar é também o de Cernuda. Ao conviver, na juventude, em Sevilha, com outro grande poeta da geração de 27, Pedro Salinas, esse, mais velho e experiente, não soube reconhecer, na obra inicial do escritor de A realidade e o desejo, o ímpeto e vigor de um grande poeta. O mesmo Salinas, anos mais tarde, com estranhamento confessará que, na época, não se atentara para o fato de que estava diante de um dos maiores poetas do século XX. 
O livro de estreia de Cernuda foi duramente criticado por outros críticos que associaram sua escritura a uma transposição do estilo de Jorge Guillén. No entanto, passado o tempo, observo que a obra inicial de Cernuda guarda um frescor, uma ingenuidade, uma pureza capaz de nos arrebatar. 
Nesse poema, Ode, observamos, já latentes, as linhas de força que irão explodir em Os prazeres proibidos. Trata-se de um texto longo, escrito inicialmente em homenagem a um ator norte-americano do cinema mudo. A irrupção desse deus, esplendoroso, faz esmorecer toda a natureza, todo o cosmos, numa celebração erótica do corpo e do mundo, repletos de um êxtase celabratório da beleza.  Não irei me delongar com explicações sobre o poema. Deixo aqui um link de um blog, em que se pode encontrar uma análise bem detalhada. Enfim, o Cernuda de Ode é já o grande Cernuda, poeta que irá marcar toda a trajetória lírica da Espanha e do mundo. 

http://gonzalolloretprofesor.blogspot.com/2019/01/oda-de-egloga-elegia-oda.html 

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